Franz abandona su casa en busca de fortuna. Salva la vida a un simpático viejito y obtiene como recompensa una guitarra con poderes mágicos. Poco después llega a Hamelín, pueblo invadido por una plaga de ratones que tiene aterrorizados a todos los habitantes. El Burgomaestre ofrece una recompensa de 1,000 florines a quien les libre de tan molestos animales. Franz, y su guitarra lograrán el milagro. Más difícil resultará al muchacho cobrar el dinero que le prometieron.
Además la película pretende ser una muestra del catálogo de bandas que la discográfica Sonoplay tenía bajo contrato en exclusividad. Los ya citados Los Impala, los británicos The Mode y Los Botines, éstos últimos comandados por un imberbe y por entonces no muy conocido Camilo Sesto.